Por: David Pratte
INTRODUCCION:
El juego de azar es un negocio grande. Considere los siguientes hechos:
* Al menos 44 estados permiten alguna forma de juego legalizado.
* Es estimado que las 2/3 partes de los Americanos adultos participan en alguna forma de juego de azar.
* Desde 1976 hasta 1979, el número de jugadores compulsivos aumentó de 4 millones a 10 millones.
* Se ha estimado que $20 billones de dólares son apostados legalmente cada año, y $39 billones ilegalmente. (Los hechos anteriores fueron tomados de U.S. News & World Report, 1/28/89, y del Chattanooga Times, 8/18-20/80, vía Pulpit Helps).
Algunos han estimado que el total de las ganancias del juego de azar excede a las ganancias totales combinadas de 100 de las más grandes corporaciones manufactureras en América (Words of Life, 11/2/78).
El propósito de este estudio es considerar si el juego de azar es moralmente aceptable o no. Deseamos: (1) Discutir lo que constituye el juego; (2) Considerar algunos ejemplos de lo que es el juego y lo que no es; (3) Presentar la evidencia Bíblica con respecto a las consecuencias morales del juego de azar. En vista de que la Biblia es el patrón de moral más elevado jamás conocido, y puesto que revela la voluntad del Dios que nos creó a todos nosotros, apelaremos a ella como el modelo de lo correcto e incorrecto en los asuntos de moral (2 Tim. 2:16-17; 1 Cor. 14:37; Juan 17:17; Mateo 7:21-27).
Del modo en que es usado en este estudio, el juego de azar será definido como sigue: El juego de azar es la acción de apostar en la que dos o más personas mutuamente de acuerdo anticipadamente concuerdan que cada jugador arriesgará la perdida de alguna posesión material con los otros jugadores, a cambio de la oportunidad de ganar las posesiones materiales colocadas en riesgo por los otros jugadores, el ganador (o ganadores) y el perdedor (o perdedores) es determinado por el resultado de algún juego de chance, sin ningún valor favorable que deba ser dado al perdedor para recompensar su pérdida.
Nótese los 4 elementos esenciales en el juego de azar, tal como usamos el término:
1. Un juego de suerte - una competencia de éxito incierto. Este podría ser un evento inventado por los jugadores de manera que puedan jugar sobre este, o podría ser un evento que habría ocurrido de alguna forma, pero los jugadores usan este como un evento para apostar (tal como el éxito de una elección o los eventos deportivos).
2. Las apuestas - Cada jugador originalmente posee algún artículo(s) de valor material, el cual está deseando arriesgar a perder a cambio de una oportunidad para tratar de tomar lo que los otros poseen.
3. El convenio o trato - Cada jugador acuerda, con previo conocimiento del éxito del juego, lo que está deseando arriesgar a perder para tener a cambio de esto la oportunidad de tratar de tomar lo que los demás tienen.
4. La falta de compensación favorable - Ningún bien o servicio de beneficio material es producido o dado a cambio de lo que se pierde, ni hay ninguna intención para que esto sea así. Este no es un caso de producción y luego de canje de los bienes o servicios de valor favorable. Es entendido desde antes que el juego empiece que el perdedor del juego perderá sus posesiones sin ser recompensado adecuadamente, y el ganador obtendrá las posesiones del perdedor sin restituírselo. Por tanto, el único propósito del juego son los acuerdos, mas la emoción y el estímulo del riesgo.
Ya sea sinceramente o también para obscurecer el asunto, algunas personas declaran que ciertos actos son juego de azar, cuando realmente los actos no constituyen juego de azar porque algunos elementos esenciales están omitidos.
1. Cruzar la calle, manejar un carro, etc. Algunas personas dicen, "todo en la vida envuelve un juego de azar". Estos actos podrían implicar algún riesgo, pero riesgo sólo no constituye juego de azar. Estos actos no intentan tomar las posesiones de alguien más. No hay apuesta - ni acuerdo para tratar de beneficiarse por medio de lo perdido por alguien mas. En consecuencia, no hay juego de azar aquí, tal como estamos interesados con respecto al término.
2. Jugando juegos sin apuestas. Los mismos juegos en que las personas algunas veces apuestan, pueden ser jugados simplemente por diversión sin que ningún dinero sea puesto en riesgo. Esto tampoco es jugar (en el sentido que estamos analizando).
3. Cultivando, propietario de un negocio, etc. Algunos dicen que esto es juego de azar porque uno arriesga a perder dinero. Pero nuevamente la intención es producir algo de beneficio para los demás. No estamos intentando ganar por medio de quitarle la propiedad a otras personas sin compensación, sino que más bien se producen bienes o servicios que puedan beneficiar a los demás, y podemos canjear (cambiar) esto por aquello que nos beneficia. Tal cosa está expresamente autorizada en las Escrituras, como lo veremos.
4. Invirtiendo en una compañía para adquirir acciones. Algunos dicen que esto es juego de azar, pero ¿qué son las acciones? Las acciones existen para que las personas puedan unirse en la propiedad de una compañía. Por tanto, comprar acciones no es inherentemente juego de azar mas de lo que es la propiedad de algún otro negocio. La intención es hacer un beneficio por medio de producir algo de utilidad para los consumidores. Los inversionistas reciben su parte de estos beneficios en forma de dividendos o aumentos de valor de las acciones.
Además, las acciones son compradas o vendidas a precios que están mutuamente acordados entre el vendedor y el comprador. No hay un acuerdo precedente entre el comprador y el vendedor de arriesgar a perder uno a expensas del otro. Si alguno considera que el precio es injusto, es libre de rehusar el trato (o pacto). (Esto no es para decir que los accionistas son malvados insaciables, sino que únicamente el comprar acciones inherentemente no constituye juego de azar).
5. Comprando seguros. Algunos piensan que el seguro es juego de azar. Pero otra vez, nadie busca ganar a expensas de la pérdida de alguien más. Al contrario, la compañía de seguros concuerda en compensar al asegurado si tiene una pérdida (como en casos de muerte, carros chocados, hospitalización, etc.). Aún si tal pérdida no ocurre, la compañía le ha dado al consumidor la tranquilidad y paz mental de saber que habría sido compensado si hubiera experimentado una pérdida. Ya sea que usted lo considere o no, esta es una inversión sabia que no está dentro del asunto aquí tratado. El punto aquí es que esto no es juego de azar.
Que los ejemplos previos no constituyen juego de azar puede ser visto en que las partes implicadas generalmente preferirán que ninguna pérdida financiera ocurra de ninguna manera. Mientras que el jugador quiere que haya pérdida financiera porque tiene la esperanza de poderse beneficiar de estas pérdidas.
En los siguientes ejemplos, todos los elementos del juego están presentes:
1. Casinos de juegos - máquinas con ranuras, ruletas, juegos de dados y cartas, juegos de números, etc., todos los juegos para las apuestas.
2. Lugares de carreras para caballos, perros, etc.
3. Las loterías del estado.
4. Las iglesias patrocinadoras de actos de caridad, bingos, rifas, etc.
5. Algunas casetas para bazares en las que usted paga para hacer girar una rueda y tratar de ganar un premio, etc.'
6. Juegos para aficionados incluyendo juegos de póker en la casa de un amigo (por dinero), pollas oficiales (sobre eventos atléticos, etc.), máquinas de monedas para coca colas o café, y en algunas ligas atléticas (bolos, golf, etc), en las que los jugadores pagan una gratificación para entrar a la liga y parte del dinero es luego pagado de regreso a los ganadores de los juegos, torneos, etc. (Aquí no estamos refiriéndonos exactamente al dar trofeos o decisiones, sino al uso de posesiones materiales o del dinero mismo en los que los jugadores son colocados en "pollas" y luego tratan de ganar).
Es verdad que algunos de estos puntos abarcan únicamente pequeñas cantidades de dinero, pero aún así violan los principios Bíblicos implicados, sin importar la cantidad. Además, establecen un precedente que hace imposible para uno el ser compatible si objeta (hace cargos) el juego de otras personas. ¿Dónde trazará usted la línea y dirá, "Esta cantidad de dinero arriesgada es del todo correcta, pero algo más es inmoral"?
Aunque la palabra "juego de azar" no se encuentra en la Biblia, hay principios Bíblicos que son violados por el juego. Esto es verdad indiferente de la cantidad de dinero implicada, sea mucha o poca.
La Biblia autoriza únicamente 3 medios moralmente legítimos para que el dinero o las posesiones pasen de un propietario a otro, pero el juego de azar no se acomoda a ninguna de estas categorías.
1. La ley del trabajo - Uno puede trabajar para producir bienes o servicios que sean de beneficio para otras personas. Entonces la otra persona puede pagar al trabajador (en bienes o dinero) para compensar su trabajo. Los ejemplos Bíblicos son:
Mateo 20:1-15 - El propietario de una viña pagó a los trabajadores por su trabajo.
Lucas 10:7 - El obrero es digno de su salario.
Santiago 5:4 - El rehusar pagar a las personas que trabajan para nosotros constituye un fraude.
1 Tes. 4:11-12 - Para suplir nuestras necesidades, deberíamos hacer nuestro propio negocio y trabajar para adquirir una renta (no tratar de poseer lo que otra persona adquirió).
2 Tes. 3:7-12 - Pablo trabajó para proveer por sus necesidades. La gente debería trabajar de manera que puedan comer su propio pan. Si no trabajan, tampoco deben comer.
Nótese que se nos prohíbe el rehusar trabajar y de no tratar de vivir del trabajo de otros. Podemos esperar bienes y servicios de otros únicamente cuando hacemos el trabajo que produce algún beneficio para otros. Claramente el juego de azar no se acomoda a esta categoría porque no lleva a cabo ninguna labor productiva que beneficie a los demás.
Si alguien argumenta que los jugadores deben trabajar para ganar, respondemos que esta labor no es de la naturaleza descrita en estos versículos porque no produce nada de beneficio para los demás, sino que en lugar de esto toma lo que los otros tienen, sin compensarlos por esto. Si fuera verdaderamente un trabajo útil como los descritos en estos versículos, entonces todos los jugadores en el juego deberían ser pagados porque todos están trabajando para ganar, y "el obrero es digno de su salario" (Por favor note que un ladrón también debe hacer alguna labor para romper o robar, pero su trabajo debería ser castigado, no recompensado, porque es destructivo en lugar de benéfico para los demás. Del mismo modo es con el jugador).
Alguien más podría argumentar que el "juego de azar es sólo una forma de entretenimiento, y que a menudo pagamos a otras personas para que nos entretengan". Pero en otras formas de entretenimiento, otras personas le proveen a usted un servicio que usted no le provee a ellos, de modo que usted les paga por esto. Pero en el juego, de nuevo, todos los jugadores proveen el mismo "servicio" el uno al otro, de manera que deberían ser pagados, si en efecto es un servicio legítimo el que suministran. El hecho de que todos juegan el juego, pero únicamente uno gana y los otros pierden, prueba que el acto de dar el dinero es algo diferente de pagar por un servicio benéfico.
(Otros pasajes son: 1 Cor. 9:7-10; Gén. 3:17-19; Efe. 4:28; Prov. 31:24; Hch. 18:3; 1 Cor. 4:12).
2. La ley del cambio (trueque) - Una parte podría obtener posesiones de otra parte a cambio de otros bienes (o dinero). Cada parte es pagada o justamente compensada por medio de recibir bienes (o dinero) de justo valor en retorno por los bienes (o dinero) que él dio. Los ejemplos Bíblicos son:
Gén. 23:1-16 - Abraham compró la cueva de Efrón con dinero.
Mateo 13:45-46 - Una mercader vendió sus posesiones para comprar una perla.
Juan 4:8 - Los discípulos compraron comida.
Nótese que, en justa transacción, ambas partes recibieron algo que vieron como siendo de justo valor comparado a lo que ellos dieron. Ninguna parte debería intentar tomar la propiedad de otras personas sin dar el valor justo como compensación en el trueque (o cambio). Pero nuevamente el juego de azar no se ajusta aquí porque el perdedor no es compensado por el ganador. En efecto, los jugadores deliberadamente tratan de tomar la propiedad de otros mientras simultáneamente tratan de guardarse de que los demás tomen sus propiedades.
(Otros pasajes: Gén. 33:19; Prov. 31:16; Hch. 4:34,37).
3. La ley del dar - Una persona puede a propósito de su propia y libre voluntad, decidir dar bienes o servicios a alguien más como una expresión de buena voluntad o benevolencia, sin ninguna obligación o remisión de la otra persona de dar alguna forma de compensación en retorno. Los ejemplos Bíblicos son:
Efesios 4:28 - Uno que ha adquirido bienes por medio del trabajo productivo, podría dar para ayudar a las personas en necesidad.
2 Cor. 9:6-7 - El acto de dar debería ser hecho voluntaria y alegremente, no con tristeza.
Hechos 20:35 - Es más bienaventurado dar que recibir.
1 Juan 3:17-18; 1 Cor. 13:3 - El acto de dar debe estar motivado por el amor, la compasión, y el deseo de ayudar a los demás.
Nuevamente, el juego de azar no se acomoda a esta categoría porque los jugadores no dan voluntariamente (de buena gana), libremente, como un acto de amor, o para suplir una necesidad. ¿Los jugadores consideran que el dar es más bienaventurado que el recibir? No, ellos acuerdan en dar (si pierden) únicamente porque quieren una oportunidad para tratar de tomar lo que es de los otros (si ganan).
(Otros pasajes: Mat. 19.21; Hch. 2:45; 4:34-35; Mat. 25:35; 2:11).
Dios autoriza tres medios legítimos para que las personas obtengan la propiedad de otros. El juego de azar no se acomoda a ninguna de estas categorías. Por tanto, moralmente, es una forma ilegítima de adquirir las posesiones de los demás. Si este no se ajusta a estas 3 categorías, ¿entonces a qué categoría se ajusta? Considere el siguiente punto.
La Biblia repetidamente nos advierte para que evitemos la avaricia y la codicia. Aquellos que codician no recibirán el reino de Dios, sino que la ira de Dios permanece sobre ellos (Efe. 5:5-7; 1 Cor. 6:9-11). Son dignos de muerte, y del mismo modo aquellos que aprueban o estimulan su conducta (Rom. 1:29-32). Los miembros de la iglesia que practiquen esto deberían ser disciplinados (1 Cor. 5:10-11). (Véase también Deut. 5:21; Marc. 7:20-23; 1 Tim. 6:6-10; 2 Tim. 3:2; Prov. 1:19; 21:26; 15:27; Heb. 13:5).
¿Qué es la codicia y la avaricia? Una definición general es: desear injustamente la propiedad de alguien más. Específicamente incluye "un deseo por el aumento de los bienes de uno por medio de apropiarse de lo que es de otros" (Baker's Dictionary of Theology). En consecuencia, una forma de codiciar es deseando obtener la propiedad de alguien más en alguna otra forma diferente a los medios que Dios ha autorizado (eso es, los medios que ya hemos discutido). Nótese los pasajes Bíblicos.
Hechos 20:33-35 - Pablo no codició la propiedad de otras personas, pero estaba deseando trabajar para proveer un servicio útil o productivo por medio del cual pudiera obtener lo que necesitaba. En consecuencia, uno que trate de obtener la propiedad de otros en alguna forma completamente diferente a los medios legítimos que hemos estudiado, es culpable de codicia. Esto incluye al jugador.
2 Cor. 9:5-7 - Si una persona trata de conseguir que otra persona le dé la propiedad contra su voluntad ("con tristeza o por necesidad") esto sería un asunto de "codicia" ["de mala gana o a la fuerza" - Versión Dios Habla Hoy]- ["extorsión"- ASV]. Un regalo legítimo implica a una persona escogiendo voluntariamente el dar algo a alguien más como un gesto de buena voluntad y cariño. Pero tratar de tomar la propiedad de alguien más, mientras que al mismo tiempo trata de evitar el que tengan algunas de sus propiedades en retorno, esto constituye codicia. Con todo, esto es lo que hace exactamente el jugador.
Algunos podrían decir, "los jugadores acuerdan en dejar que los otros tomen sus posesiones si pierden, de modo que dan voluntariamente (de buena gana)". Pero esto no es hecho con el espíritu de buena voluntad que la Biblia describe, además ¿por qué trata usted de evitar el que los otros tomen sus posesiones? La verdad es, el juego es exactamente codicia recíproca como en los duelos el deseo de matar es recíproco. En los duelos, la otra persona concuerda en que le permita tratar de matarlo en trueque (o cambio) de que pueda hacerle lo mismo - pero es aun pecaminoso matar bajo estas circunstancias (Rom. 13:8-10). Del mismo modo, un jugador acuerda en permitir que otros traten de tomar sus posesiones en canje (o cambio) de que los demás le permitan tratar de tomar las posesiones de ellos. Y esto es aun codicioso y pecaminoso, exactamente como el duelo es asesinato pecaminoso.
Alguien más podría decir, "Solamente jugamos amistosamente para divertirnos. Realmente no nos inquietamos de si ganamos o perdemos dinero". Un jugador profesional una vez me dijo que los jugadores no jugaban para hacer dinero, sino por experimentar emoción, grandeza, excitación. Si es así, ¿por qué no deja el dinero fuera de esto y juega sólo para divertirse? Si dice, "el dinero lo hace más emocionante, excitante y divertido", entonces le pregunto por qué esto es así, ¡si realmente no le preocupa el dinero! La única razón posible por la que el dinero hace esto más excitante, etc., es porque usted estima y aprecia el dinero, y por tanto, todo lo que hemos dicho acerca de la codicia es válido.
Cuando una persona desea tomar lo que pertenece a otra persona contra su voluntad y sin retornar el valor justo a cambio (o en trueque), esa persona es culpable de codicia. Y eso es exactamente lo que el jugador hace.
Mateo 22:39 - El segundo de los más grandes mandamientos es "amar a tu prójimo como a ti mismo". ¿El jugador ama a su prójimo del mismo modo que se ama a sí mismo?
Lucas 6:27; 1 Juan 3:16-18 - Uno que ama, busca hacer el bien y no el mal a los demás, aún a sus enemigos. Esto quiere decir que no debemos codiciar porque la codicia es una forma de obrar mal hacia nuestro prójimo (Rom. 13:8-10). El amor no busca el beneficio por medio de quitar lo que pertenece a otros contra su voluntad y sin compensación. Pero la verdadera esencia del juego de azar es beneficiarse a expensas de los demás.
Mateo 7:12 - Haz con los demás lo mismo que quieres que hagan contigo. ¿El jugador quiere que los demás tomen sus posesiones? ¡No! ¡Entonces no debe tratar de tomar las de ellos! Por definición, el juego viola este pasaje porque un jugador quiere tomar las posesiones de los demás, pero no quiere que los demás tomen sus posesiones.
1 Cor. 13:5 - El amor no busca lo suyo propio. Fil. 2:4 - Debemos buscar el bienestar de los demás, no sólo el nuestro. El juego de azar, por su naturaleza, es egoísta y busca lo suyo propio. El jugador busca la ganancia y el bienestar personal por medio de tomar las posesiones de los demás sin recompensarlos. Tal cosa es completamente contrario al amor.
1 Tim. 6:9-10 - El amor al dinero es raíz de todos los males. Lleva a muchas locuras y codicias nocivas, muchas tristezas, etc. Si el juego de azar es avaricia (codicia), como lo hemos declarado, entonces deberíamos esperar encontrarlo asociado con todas las clases de pecado e inmoralidad.
Mateo 7:16-18 (y 12:33) - Un árbol es conocido por sus frutos. Si es un árbol malo, es seguro que produzca frutos malos. En consecuencia, si el juego de azar produce muchas formas de males, esto confirmará nuestra conclusión de que el juego de azar es malo en sí mismo. Aquí están algunos de los frutos que a menudo son causados por y en asociación con el juego de azar.
* Pobreza, descuido de las familias, peleas, y el divorcio porque el jugador a menudo usa los fondos de la familia para jugar, en lugar de cuidar por su familia.
* Ira, odio y aún el asesinato dirigido contra los ganadores por parte de los perdedores, especialmente si los perdedores piensan que han sido engañados.
* La bebida y las drogas, el alcoholismo y la adicción porque estos están casi siempre alrededor de donde está ocurriendo el juego de azar, y porque los jugadores que pierden buscan ahogar su tristeza y culpa. El estado de Nevada (USA) ampliamente conocido por sus juegos de azar, tiene la tasa de alcoholismo mas alta en los USA.
* La mentira porque los jugadores buscan tapar su hábito y sus pérdidas de los demás.
* El crimen porque muchos juegos de azar son ilegales, ya que muchos de estos son patrocinados por sindicatos del crimen organizado, a causa de que aún el juego legal atrae a las figuras criminales, y porque a menudo los jugadores tratan con drogas, hurtos, y robos para conseguir el dinero para jugar y pagar sus deudas de juego. Las Vegas tiene la tasa per capita de crimen más alta de USA.
* Sobornos a los legisladores y oficiales de la policía para conseguir que hagan leyes favorables para el juego de azar y no hacer valer las leyes contra esto.
* Prostitución, lascivia, y la general inmoralidad sexual a causa del entretenimiento inmoral provisto en las casas de juego, y porque las mujeres pueden usar estos medios para obtener dinero para jugar y pagar las deudas de juego. Acorde a los reportes, hay 10.000 prostitutas activas en Las Vegas.
* El suicidio como una vía de escape para los jugadores compulsivos o a causa de la cantidad perdida. Nevada tiene el doble de la tasa de suicidios en el promedio de la nación. (Los informes estadísticos en esta sección son citados de Pulpit Helps).
Verdaderamente, "por sus frutos los conoceréis", y "raíz de todos los males es el amor al dinero".
Del mismo modo que los abusadores de las drogas y la bebida, los jugadores empiezan a pensar que pueden controlar la práctica y que no se implicaran en los profundos males asociados en él. Pero cualquier participación lo tienta a uno a ir más allá y lo expone a peligros morales asociados con el juego de azar. ¿Es de valor el riesgo? Considere estos pasajes que nos prohíben el tomar tales riesgos morales simplemente por causa de nuestro propio placer.
Mateo 6:13; 26:41 - Somos enseñados a orar para que podamos evitar el mal y la tentación. Vele y ore a fin de que no entre en tentación. Ciertamente nadie puede negar que la tentación está asociada con el juego de azar. ¿Es correcto orar para evitar la tentación, y luego deliberadamente exponernos a ella, sencillamente con el objeto de algún placer pasajero? Note Santiago 4:3.
Mateo 18:6-9 - Literalmente perjudicándonos a nosotros mismos es un extremo, pero ciertamente este pasaje muestra la gran necesidad de evitar eso que pudiera causarnos el pecar y estar perdidos. Claramente muchas personas se perderán eternamente a causa de la influencia del juego de azar. ¿Por qué exponernos al peligro?
1 Cor. 15:33; Prov. 24:1-2 - Las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Del mismo modo no deberíamos envidiar a los hombres malos ni desear estar con ellos. Sin embargo, el juego de azar de toda clase nos coloca en compañía de hombres malos y nos tienta para que anhelemos participar en pecados más allá.
Prov. 13:20 - El mantener la compañía con hombres sabios nos hará sabios. Pero el asociarnos con personas que son moral y espiritualmente malvadas, causará que suframos.
Ciertamente, el jugador está con las personas incorrectas, participando en lo que lo tienta en una forma que estos pasajes prohíben.
Los jugadores no sólo pecan y se tientan a si mismos a pecar, también tientan a otros a pecar. Considere estos pasajes:
1 Tim. 4:12 - Deberíamos colocar un buen ejemplo en palabra, conducta, amor, fe, y pureza. ¿El jugador coloca esta clase de ejemplo?
Mateo 5:13-16 - Deberíamos ser luz para los demás, de modo que puedan ver nuestras buenas obras y glorificar a Dios. ¿Quién glorificará a Dios a causa del juego de azar?
Mateo 18:6-7 - Ay de aquel que cause que otros sean tentados a pecar. Es mejor que se hunda antes que ser culpable de esto.
¿A quiénes tienta el jugador a pecar?
* A los jóvenes - Como con el fumar, la bebida, el abuso de las drogas, la mayoría de los jugadores empiezan a causa de la influencia de otros - amigos, parientes, personas adultas y de edad que respetan. Si usted juega, su ejemplo podría llevar a alguna persona joven a empezar (o continuar) a jugar. Podría convertirse en un jugador compulsivo o verse implicado en los pecados que ya hemos descrito que están asociados con el juego. Si es así, usted también será tenido por responsable de este destino. ¿Quiere esto en su conciencia?
* A jugadores compulsivos reformados - Como con los alcohólicos y los adictos a las drogas, cuando un jugador compulsivo lo abandona, nunca puede retornar a la práctica de ningún modo o se convertirá de nuevo inmediatamente en un adicto. Por tanto, si él ve o sabe que usted juega, su ejemplo lo llevará o animará a practicarlo de nuevo. Si lo hace, es inmediatamente adicto de nuevo. Y usted es el responsable.
* A los no Cristianos a quienes usted debería estar salvando - Muchas personas que no son Cristianas creen que el juego realmente no es ser como Cristo (¡y están en lo correcto!) Si usted juega, nunca logrará que escuchen el evangelio que puede salvar sus almas. No obstante, la Biblia claramente lo obliga a usted a hacer todo lo que pueda para ayudar a las demás personas a ser salvas (1 Cor. 8-10). El jugador nunca será un afortunado salvador de almas (Prov. 11:30).
Recuerde que nadie juega solo. Si usted juega, esto debe ser hecho con otros. Por tanto, no hay forma de que no pueda jugar sin ser una mala influencia para alguien. La única forma para evitar este problema es simplemente evitar el juego conjunto.
Hay otros puntos que considerar con respecto al juego de azar. La mayoría de los juegos son ilegales. Pero los Cristianos que violan la ley civil son también desobedientes a Dios (Rom. 13:1-7; 1 Ped. 2:13-15). También, muchas personas jóvenes juegan sabiendo que sus padres lo rechazan. Esto también es pecaminoso (Efe. 6:1; Rom. 1:29-32). Un hombre o una mujer podrían jugar sabiendo que su compañero(a) de matrimonio fuertemente lo rechaza. ¿Es esta la forma correcta y amorosa de tratar a nuestro compañero(a) (Efe. 5:22-29).
Los Cristianos son administradores de las posesiones que realmente pertenecen a Dios, porque las ha colocado a nuestro cuidado. Debemos usarlas para glorificarlo. Pero daremos cuenta en el día del juicio por nuestra mayordomía. Considerando lo que hemos aprendido acerca del juego de azar, ¿Dios lo consideraría a usted un administrador fiel si malgastó Sus bienes en el juego? ¿Un amo terrenal aprobaría si usted malgastara sus bienes de esta manera? (Considere Hageo 2:8; Sal. 50:10-12; 24:1; Luc. 12:42-46; 1 Ped. 4:10; Hch. 4:32).
Finalmente, debemos imitar el ejemplo de Jesús (1 Ped. 2:21-22; Mat. 10:24-25; 1 Cor. 11:1). ¿Puede honestamente imaginarse a Jesús jugando en una máquina de monedas o en la ruleta, o apostando dinero en un juego de dados o póker? Ahora, ¿su práctica con respecto al juego de azar armoniza con el ejemplo de Jesús y las enseñanzas de Su palabra?
Versión al Español Por: Jaime Restrepo M., A.A. 1254, Manizales (Caldas), Colombia, S.A.
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